Morena se fractura en Tampacán; surgen nuevos liderazgos
En Tampacán ya no hay duda: Santiago Rodríguez Posadas está perdiendo el control. El alcalde que llegó con una estructura fuerte, con respaldo morenista y promesas de cambio, hoy está más solo que nunca, y todo por lo mismo: falta de liderazgo, cero resultados y una desconexión total con la gente.
Su llegada al poder no fue por méritos propios, sino por la estructura que lo impulsó. Pero una vez que se sentó en la silla, lo primero que hizo fue traicionar a los que lo apoyaron. Cambió el comité, rompió con la base morenista y se rodeó de un grupito que hoy no tiene fuerza ni convocatoria. ¿El resultado? Una administración débil, sin rumbo y sin obra que verdaderamente valga la pena. Pura simulación.
La gente ya no le cree. Hay desencanto. Lo que prometió en campaña quedó en puras palabras. Discursos vacíos, eventos a modo y proyectos mediocres que no han cambiado en nada la vida del municipio. No se ven las mejoras, no hay impacto, y Tampacán sigue igual... o peor.
Y mientras su gobierno se cae a pedazos, Reynaldo Blanco Posadas —su primo y actual secretario general del Ayuntamiento— ya le dio la espalda y está construyendo su propia estructura política rumbo al 2027. Reynaldo perdió la candidatura interna de Morena no por falta de apoyo, sino porque Santiago le jugó sucio, metiendo mano con Rita Ozalia Rodríguez para dejarlo fuera. Pero Reynaldo no se detuvo. Desde hace un mes viene armando equipo, haciendo reuniones y sumando gente.
La traición se la están cobrando. Muchos operadores, simpatizantes y hasta militantes de Morena ya se fueron con Reynaldo o con el Partido Verde. Lo dicen las fuentes internas —y son 100% confiables—: la estructura que llevó a Santiago al poder ya está totalmente desintegrada. La desbandada es evidente y cada día se le van más.
El que también empieza a hacer ruido es Julio Posadas, presidente local de Morena. Tiene el respaldo de trabajadores del ayuntamiento y de las comunidades. Se ha ganado a la gente con su trato sencillo, su cercanía y su voluntad de ayudar, incluso sin tener recursos. Si Reynaldo no va, Julio es el plan B, y también va fuerte. Detrás de ellos está el empresario Gerardo Sánchez Zumaya, que los está impulsando con fuerza.
¿Y Santiago? Pues él anda en su campaña adelantada buscando la reelección, pero nadie lo sigue. La gente ya no le compra el cuento. La silla le quedó grande y se nota: no puede con el paquete, no tiene liderazgo y ya no tiene equipo. Está quemado.
Por si fuera poco, ya trae su "delfín": Tavo Rivera Rodríguez, director de Obras Públicas, que según será el candidato de Santiago para el 2030. Pero hay un problema: a Tavo nadie lo quiere, ni en el ayuntamiento ni en las comunidades. No tiene carisma, no tiene arrastre y ni siquiera ha mostrado algo que justifique esa candidatura. Es un "gallo culeco", sin plumas ni espolones.
La realidad es clara: Santiago va en picada. Su gobierno no cuaja, su equipo se deshace, y la gente ya lo ve como parte del montón, otro más que llegó a prometer y terminó sin cumplir.
Mientras tanto, Reynaldo y Julio ya se están moviendo. Con Santiago o sin él, van por el 2027... y lo más probable es que lo dejen en el camino.