Con el 70 por ciento de carreteras en mal estado
Axtla.- En el corazón de la Huasteca potosina, Axtla de Terrazas lucha diariamente contra una crisis de comunicación que no se cuenta en palabras, sino en baches, tierra suelta y asfalto resquebrajado. El 70 por ciento de sus carreteras se encuentra en mal estado, como si el tiempo —y el presupuesto— hubieran decidido dar un rodeo eterno.
Las carreteras rurales se transforman en auténticos caminos de obstáculos tras cada lluvia, y los trayectos que deberían tomar minutos se alargan en horas, entre volantazos, suspensiones que crujen y llantas que parecen sobrevivientes de una guerra sin fin. No se trata sólo de un problema de movilidad: es un cuello de botella que ahoga a los sectores productivos y pone en jaque la economía local.
Productores de cítricos y ganado reportan pérdidas considerables por el retraso en el traslado de mercancías. "No sólo batallamos para llegar a los puntos de venta; también nos rechazan los productos por el mal estado en el que llegan", comenta don Mario Reyes, productor de naranja en la comunidad de Ayotoxco. "A veces ni la mitad de la carga llega entera".
Y ante la inacción oficial, los propios transportistas —junto con algunos vecinos de comunidades como La Purísima, Arroyo de Enmedio, Temalacaco o Jalpilla— han tenido que tomar cartas en el asunto... o más bien, palas. Armados con costales de tierra y grava, intentan rellenar los baches más grandes, con la esperanza de que al menos los vehículos no se queden atascados o destrozados en medio del camino. Los caminos se han vuelto una especie de obra comunitaria improvisada, donde cada quien aporta lo que puede para que la movilidad no se detenga por completo. Algunos tramos parecen más una pista de motocross que una carretera rural, con parches desiguales y lodo que se adhiere como advertencia permanente.
Mientras tanto, los taxis y colectivos se ven obligados a zigzaguear entre cráteres del tamaño de una llanta, y los traslados de emergencia médica también se ven severamente afectados. "En temporada de lluvias hay comunidades que quedan incomunicadas. El deterioro vial no distingue ni al centro ni a la periferia. Incluso el acceso principal a la cabecera municipal (Axtla–Cómoca) presenta tramos con hundimientos". Mientras tanto, la esperanza de que alguna autoridad estatal o federal se anime a "parchar" más que solo discursos se diluye como el asfalto en la próxima tormenta.
Pero si algo caracteriza a los axtlenses, es su terquedad para avanzar, incluso cuando el camino no existe. Entre tierra, lodo y promesas a medio construir, la gente sigue saliendo a trabajar, sembrar, vender y estudiar, desafiando a diario la geografía, la burocracia y la inercia.